El concepto de hotel boutique se utiliza para referirse a aquellos hoteles que ofrecen un ambiente íntimo y poco convencional. Aunque no existe ninguna regulación que defina con exactitud tales alojamientos, por norma general se trata de hoteles con pocas habitaciones con la finalidad de ofrecer a sus clientes una experiencia única y personalizada.
El término se empezó a utilizar en los años 80 para denominar aquellos hoteles que, en contraste con las grandes cadenas hoteleras, se nutrían de la cultura y el ambiente autóctonos del lugar en el que se encontraban, adquiriendo así una personalidad propia.
La exclusividad que ofrecen estos hoteles se consigue a través de su tamaño y, muchas veces también gracias a su entorno y las propias instalaciones, por lo que el cuidado por los detalles y la decoración adquieren una relevancia superior a la de cualquier hotel convencional. Arquitectura, distribución del espacio, muebles, materiales, texturas, luz y elementos decorativos, todo contribuye a crear ese ambiente deseado.
La interiorista Sandra Tarruella asegura que cada hotel es un mundo y su interiorismo se trabaja en relación al lugar en el que se encuentra y lo que se quiere transmitir. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de diferenciación, existe una marca española cuyas mantas constituyen el denominador común de varios hoteles boutique de todo el mundo.
Es el caso de Teixidors, un taller situado en Terrassa (Barcelona) que confecciona de forma totalmente manual ropa de cama y del hogar. Sin embargo, lo que hace más especiales sus productos es que la empresa nació con el cometido de convertirse en un centro ocupacional para personas con diversidad funcional.
El centro no solo ha conseguido dar trabajo, habilidades e independencia a estas personas, también ofrecer un producto contemporáneo, hecho a mano, respetuoso con el medio ambiente y de una gran calidad. A través de telares manuales de madera transforman materias primas como la lana merino, el cashmere, la seda o el yak en piezas singulares. Como toda pieza artesanal, su valor recae en las imperfecciones y la individualidad de cada tejedor que se reflejan en ella.
Sus mantas acostumbran a tener el color de las fibras naturales con las que se tejen y el ribete que se utiliza para su acabado se ha convertido ya en su elemento insignia. Además no requieren procesos de acabado sofisticados. Una vez tejidas se lavan con jabón ecológico a una temperatura y tiempo concretos para que los materiales desprendan su propiedades naturales.
Sandra Tarruella, que se encargó del interiorismo del nuevo hotel boutique Casa Cacao (Girona), explica que su objetivo era transmitir “la sensación de las cosas cuidadas con amor, la cercanía del hogar, el cuidado de los detalles a nivel de piel, con un guiño a la época del edificio donde el lujo es el espacio, el confort acústico, lumínico, el tacto…” y confiesa que eligió las mantas de Teixidors “precisamente por su belleza formal y moral, y su extrema calidad”.
Preguntada por si le sorprende que estas mantas se encuentren en otros hoteles boutique, la interiorista contestó: “en absoluto, hay que apostar por iniciativas de este nivel de calidad y compromiso social, soy fan”.